Hijos no nacidos, hombres que no existen, hombres cuyo defecto es tener el corazón muy grande, o cuyo atractivo es tener la letra muy bonita; enamorarse del diablo o de hombres que cantan mientras cocinan, de eso y otros temas nos habla Ana Escoto en su libro de cuentos De los problemas de enamorarse (2019), publicado por la editorial guatemalteca F&G editores.
Este es su segundo libro de cuentos. Antes publicó Menguantes y otras creaturas (DPI, 2008). Además del género narrativo, ha cultivado y cultiva la poesía, actividad creativa que combina con una intensa labor académica como docente en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de México (UNAM). Es economista y Doctora en Estudios de Población graduada del Colegio de México.
De los problemas de enamorarse se divide en 24 cuentos, cada uno con una extensión similar de una cuartilla y media, que además tienen a una misma narradora protagonista. En estos relatos, Ana prefiere usar el voseo centroamericano que el tuteo, propio de otras regiones. Lo que nos indica que, a pesar de haber vivido ya mas de una década en México, continúa escribiendo para un lector ideal de Centroamérica, y, además, reafirmando su identidad salvadoreña desde el lenguaje y la ficción literaria. Sin descartar que la urbe de la ciudad de México también está presente en sus creaciones.
En este libro Ana Escoto nos presenta el enamoramiento en toda su complejidad, abordando desde él temas como la sexualidad, el cuerpo, los afectos, el deseo femenino y, en un sentido general, las tensiones que se generan en las relaciones entre hombres y mujeres dentro de la sociedad patriarcal. La autora aborda estos tópicos de forma muy original, recurriendo al humor y al absurdo, mediante el uso de un lenguaje muy depurado, pulcro y de frases cortas.
Ana Escoto es una escritora de mucha imaginación y capacidad para crear situaciones imprevistas en sus ficciones. Así lo deja claro en este libro donde la narradora protagonista nos habla del deseo de querer ser una planta, o donde ella es una guitarra que se cansa de que la toquen como instrumento musical, o cuando nos habla de los problemas que surgen al enamorarse de hombres astrológicamente incompatibles, daltónicos, que piensan que ella escribe cuentos sobre ellos, o que tienen vergas raras, o dolores autoinflingidos, entre otro abanico de masculinidades retratadas artísticamente.
De acuerdo con el poeta argentino Alfredo Veirave, el cuento puede ser definido como una narración corta que trata de un solo asunto y que, con un número limitado de personajes es capaz de crear una situación condensada y cerrada[1]. Los 24 cuentos que integran este libro logran bien esta síntesis; son universos ficcionales que siempre se sienten concluidos y armónicos donde, desde una perspectiva femenina, se sedimentan modos de relación entre hombres y mujeres que escapan a la normatividad patriarcal que quiere regir el cuerpo y el deseo de las mujeres.
Ella crea escenarios donde los hombres pueden ser prescindibles, donde estos no habitan el centro del mundo como ellos podrían creer desde una perspectiva egocéntrica y patriarcal. “Los hombres no tienen mucho que ver en la producción de la vida. Quizá un momento efímero, pero hasta ahí”(P. 12), nos dice en uno de sus cuentos. Otro tema que es tratado de diferentes formas es el de la cosificación de la mujer:
“Todo comenzó por mi aguitarrado cuerpo de caderas y caminar tropical. Así fue que el músico aquel comenzó a tocarme como si fuera una Fender. Más hermosa que la Fender de Yngwie Malmsteen” (pág. 33).
“En el afán de componer su Gran Obra, se distanciaba cada minuto para hacer anotaciones. Él buscaba torpemente en mi cabeza la manera para afinar mis sonidos. Cansada de ser un guitarra, me levanté de la cama. Me sobé la cabeza. Vladimir lloró. Decía que solo hacía falta u movimiento para el gran final” (pág. 34).
Con este conjunto de cuentos, Ana Escoto aporta a ese acervo de obras literarias de alta calidad escritas por mujeres centroamericanas que contienen representaciones estéticas de la experiencia de ser mujer por ellas mismas, y que expresan una subjetividad literaria femenina que escapa a las representaciones que se han hecho sobre las mujeres desde las subjetividades patriarcales hegemónicas de la literatura escrita por hombres. La protagonista de estos cuentos habla en primera persona de la sexualidad, el deseo y su propio cuerpo de un modo que pareciera reivindicar el derecho de la mujer de transitar de ser un objeto del deseo a ser un sujeto del deseo. Esto, como ha demostrado la crítica salvadoreña Beatriz Cortez, es saldo positivo del periodo de posguerra en la región. Este periodo, nos dice ella, “es un tiempo de desencanto, pero es también una oportunidad para la exploración de la representación contemporánea de la intimidad y de la construcción de la subjetividad” [2] incluidas las pasiones más fuertes y deseos más oscuros.
De los problemas de enamorarse es, pues, una representación literaria de la
experiencia cotidiana de ser mujer dentro del mundo público y privado que, desde su humor y ciertas situaciones absurdas, nos invita
como lectores a reflexionar críticamente sobre las relaciones que se establecen
entre hombres y mujeres dentro de la sociedad patriarcal. Al mismo tiempo que
modeliza, desde cierta sensibilidad feminista, otros modos de ser y habitar el
mundo.
[1] Citado por Giardinelli, Mempo. Estructura y morfología del cuento. En Teoría del cuento III. Poéticas de la brevedad. Universidad Nacional Autónoma de México, México. 1996
[2] Cortez, Beatriz. Estética del cinismo. Pasión y desencanto en la literatura centroamericana de posguerra. F&G Editores. 2009.