Para algunos esto es un apocalipsis, para otros es una conspiración mundial para reducir a la población. Otros tantos creemos, sin embargo, que este es un recordatorio desorbitado de que necesitamos replantearnos muchísimas cosas como humanidad.

Pero mientras estamos en esto, el objetivo principal es sobrevivir. Para algunos, sobrevivir significa tener que salir a trabajar para conseguir comida, a pesar del riesgo de contagio. Para algunos de nosotros, privilegiados, significa hacer teletrabajo y tratar de no volvernos locos en el encierro.

Y una buena forma de no volvernos locos es leyendo. Tal vez esta sea una de las cosas buenas que nos pueda dejar esta crisis: un hábito de lectura férreo.

Para no dedicarme a dar mis libros recomendados, busqué gente mejor experimentada que yo en estos menesteres: Escritores, lectores profesionales, académicas, periodistas y poetas aceptaron, por suerte, mi invitación para regalarnos esta guía de qué libros pueden servir para que este tiempo encerrados nos sea de provecho para entender mejor el mundo, el que era antes y el que será después.

Aunque no sé si el mundo va a ser totalmente distinto cuando todo esto termine, de algo sí estoy seguro: Mientras haya vida, habrá Literatura.

Luis Flores

Nació en 1989 en el municipio de Jocoro, Morazán; estudió la Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad José Simeón Cañas (UCA). Resultó ganador en la XXII entrega de los Juegos Florales de San Miguel en la rama de cuento gracias a su obra Islas y náufragos.

La literatura ha sido mi salvavidas en estos días. Al inicio tropecé bien feo cuando elegí La peste, de Albert Camús, siguiendo no sé qué tendencia apocalíptica pseudopretenciosa para sobrellevar estas horas que parecen ir más lentas, pero no aguanté lo real y cercano del texto a nuestro tiempo, y lo dejé por los dos libros que en esta oportunidad les recomiendo. 

La escopeta de caza, de Yasushi Inoue

Es una pequeña pero intensa novela en clave epistolar, en donde la voz de los personajes llenan de personalidad y pasión una trama en la que figuran como protagonistas la soledad, el amor, los cuestionamientos personales y los secretos. Todos estos elementos se entrelazan en una prosa con una base poética que lo llena todo de bellas imágenes, y en el fondo del libro hay un intenso palpitar que la constituye como una pequeña obra maestra. 

El segundo es una maravilla, y puede que haga un fuerte eco en aquellos que gustan de la física y la poética. 

Siete breves lecciones de física, de Carlo Rovelli

Este libro es un hermoso, paciente y apasionado itinerario sobre los temas científicos más destacados de los últimos cien años, expuestos con el salvaje entusiasmo de los humanistas. Rovelli explica de manera clara y concisa «el tejido del espacio, los orígenes del cosmos, la naturaleza del tiempo, el sino de los agujeros negros, y el funcionamiento de nuestro propio pensamiento”, y se le agradece que en ese proceso se permita una estructura narrativa bien cercana a lo lírico. Al final, nos regala una reflexión, no, más bien, una invitación a vernos y a reconocernos a nosotros mismos y luego a ver con humildad a la naturaleza. Y nos deja ahí, con los ojos expectantes, viendo el vasto y expansivo universo. Ambos libros me han regalado tranquilidad en medio de la incertidumbre, y un poco de ello les deseo a ustedes. Espero que estos difíciles días sean lo más leves que puedan ser. Cuidémonos entre todos. 

Alfonso Fajardo

Poeta y crítico literario salvadoreño. Fundó junto a otros compañeros el taller literario TALEGA. Es abogado especializado en propiedad intelectual y derechos culturales. Tiene un Máster en Derecho de Empresa.

Trópico de cáncer, de Henry Miller

Escrita en plena depresión económica de finales de los veinte e inicio de los treinta, y en primera persona, la novela rompió con muchos estereotipos literarios, sobre todo en lo relativo a la autenticidad de una persona común y corriente con todas sus decadencias, limitaciones económicas, perversiones y adicciones. Pero, al mismo tiempo, es una celebración de la vida. Un libro perfecto para la crisis económica que se avecina.

Pobrecito poeta que era yo, de Roque Dalton

Una novela inacabada por el asesinato prematuro de Roque, publicada póstumamente, y con un bello epílogo de Julio Cortázar en la edición de EDUCA. La novela explora la vida de un grupo de poetas, algunos de ellos de la Generación Comprometida, y sus problemas filosóficos y éticos de cara a la realidad política de entonces de El Salvador. El despertar del compromiso social en la literatura, y, sobre todo, en la poesía, así como las circunstancias propias de cualquier joven poeta que se acerca a la mediana edad, son algunas de las circunstancias narrativas que refleja esta novela-collage, muy al estilo de Rayuela. Es una novela recomendable en tiempos de restricción de derechos fundamentales.

Carlos Anchetta

Es escritor, editor y guionista salvadoreño. Estudió Letras en la Universidad de El Salvador y en 2012 fundó la editorial Flor de Barro. Escribe novela, cuento, poesía y guiones de cine.

El guión, de Robert McKee

El libro de Robert McKee es por demás iluminador. Con una prosa limpia esclarece los conceptos básicos de una buena historia: ¿Qué es una escena?, ¿qué es una secuencia?, ¿cómo lograr el clímax de un acto?, ¿cómo lograr el clímax de una película? También deja claro algo que muchos pasan por alto, y que solo un soberbio ignora: antes de sentarse a escribir, antes de enfrentarse a la hoja en blanco, se tiene que tener talento literario, una capacidad mínima para saber narrar o contar una historia. Para todo aquel que quiera meterse al negocio de escribir guiones o, en el mejor de los casos, novelas, este libro no solo es esclarecedor, sino, como dije antes, iluminador.

Casas vacías, de Brenda Navarro

Es una novela breve que habla de desapariciones, de la pérdida de un hijo y de cómo las mujeres en sociedades machistas como las latinoamericanas son orilladas a una maternidad no buscada para seguir perpetuando el dominio del género. También habla del deseo de superación a pesar de las trampas y espinas que encuentran las mujeres en el camino, impuestas por un sistema aberrante. Es una novela que consigue todos los tópicos que se esperan de una narración de aliento moderado. Y como dice una reseña de la autora, Brenda Navarro es quizás uno de los secretos mejor guardados de la literatura mexicana.

Cindy Rivera

Nació en San Salvador en 1983. Es abogada y notario. Además, es consultora para organismos internacionales en derecho procesal penal y en materia de género. También se desempeña como docente universitaria.

¡Qué viva la música!, de Andrés Caicedo 

Novela escrita en voz femenina y en primera persona. María del Carmen Huerta es una joven que deja su vida acomodada para vivir todos los excesos que la ciudad podría brindarle: drogas, sexo y mucha fiesta. Escrita con lenguaje sencillo, pero con una gran profundidad existencial, Caicedo muestra una realidad urbana muy propia de los años setenta de las ciudades latinoamericanas, alejándose conscientemente del realismo mágico predominante de aquella época. La música es una válvula de escape frente a la desesperanza, y este libro, donde la música es una gran protagonista, también es una válvula de escape para quienes viven encerrados en las ciudades.

El ruiseñor, de Kristin Hannah 

Novela histórica. En Francia, durante la invasión de la Alemania nazi, dos hermanas, Vianne e Isabel, toman decisiones de supervivencia que se vuelven cada vez más difíciles. Una novela llena de emociones y con giros poco previsibles. Una historia de supervivencia en tiempos difíciles y coyunturas extremas que nos recuerda la temporalidad de las circunstancias. Un libro que se aprovecha en cada página.

Pedro Irula

(El Salvador, 1996). Narrador. En su adolescencia fue seleccionado para integrarse al proyecto Jóvenes Talentos en Letras de la Universidad Dr. José Matías Delgado y el Ministerio de Educación de El Salvador. Estudia Teología en la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas”. Tiene una colección inédita de cuentos: Lentas invasiones. Ha publicado textos en revistas digitales, incluyendo La Zebra y Grafomaniacos.

Trilogía de El señor de los anillos, de J. R. R. Tolkien

No solo es una novelota abundante con un universo denso en el que vale la pena perderse, sino que es una guía para resistir el terror en medio de lo que parece ser el colapso de todas las cosas.

Los hermanos Karamazov, de Fiódor Dostoievski

No por gusto es un clásico. Ese maitro sí comprendía cómo funcionan las personas. Un libro tremendo para un tiempo tremendo. Sube las defensas del espíritu.

Julia González Calderón

Julia González Calderón nació en Sevilla. Es egresada de la Universidad de Sevilla. Actualmente reside en Los Ángeles y es becaria del Doctorado en Literatura Hispanoamericana en la Universidad de California, Los Ángeles, (UCLA).

Némesis, de Philip Roth

La pandemia ha sido una sorpresa para la mayoría de nosotros, y nos ha obligado a enfrentarnos a un tipo de crisis comunitaria que no conocíamos. Para los más mayores, sin embargo, la COVID-19 puede estar reviviendo la pesadilla del sarampión o la polio. La segunda es el tema de esta novela corta de Roth, cuya acción sigue a un joven que trabaja como monitor de deportes en el campamento de día de verano de su barrio de Nueva Jersey. La novela nos ofrece la posibilidad de revivir nuestra propia realidad del momento: La preocupación constante en torno a la expansión de la enfermedad, las monotemáticas conversaciones con la familia y los vecinos, la ansiedad ante la impotencia de estar bajo los mandatos de un dios que parece actuar como nuestro peor enemigo; el minucioso ritual de escrupulosa desinfección de todo aquello que pueda estar contaminado y ser foco de contagio, y la paranoia que termina por devorar cada aspecto de la vida diaria. La epidemia de polio termina, claro, como terminará, tarde o temprano, la del coronavirus, pero la novela demuestra implacablemente que sí volveremos a las calles, a las oficinas, a los bares, las playas y los parques. Volveremos a nuestras familias, a nuestros amigos, a nuestros amantes y hasta a nuestros enemigos, pero después de todo lo llovido… ni ellos ni nosotros seremos los mismos. Tampoco nuestra fe: perderla quizás sea el terrible legado de la epidemia.

El talento de Mr. Ripley, de Patricia Highsmith

Si no te apetece amargarte la existencia leyendo sobre la epidemia de polio en los años cincuenta, porque ya tienes bastante con la que está cayendo, y la ansiedad te está desarreglando el estómago y la respiración, al punto de dudar si sufres de los nervios o del virus (no puedo ser solo yo…), seguramente prefieres evadirte en un ambiente de lujo decadente y yanquis ricos expatriados en Italia, cuya máxima preocupación es organizar un viaje de esquí en Navidad, y si la marejada está para sacar o no el velero. Zambúllete entonces en esta brillante novela negra que, una vez que se empieza, es difícil soltar. El lector puede seguir los pasos del calculador Tom Ripley, maestro del arte de la falsedad y la falsificación, y perderse en la absorbente trama para olvidar, aunque sea por unas horas, que el mundo que conocíamos se derrumba y no hay nada que podamos hacer más que, precisamente, estar en casa y tratar de mantener la cordura. El misterio último en la historia se convierte en descifrar la misteriosa personalidad de Ripley, que Highsmith construye como una complicadísima e impecable filigrana. ¿Cuál es, después de todo, el talento de Mr. Ripley? Hacia el final, uno se descubre conteniendo la respiración cuando la verdad parece a un paso de revelarse, y la autora nos castiga en este conocido juego del ratón y el gato que nunca acaba de culminar con la misma crueldad con que Ripley trata a sus víctimas: sin un ápice de misericordia y con calculada perfección. Ripley no anda bien de la cabeza, eso es seguro (no me queda claro si su trastorno de la personalidad es psicópata o narcisista), pero te va a ayudar a que tú sí lo estés un día más.

Vanessa Ramos

Nació en San Salvador en 1991. Es abogada de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas. Publica reseñas literarias en la revista salvadoreña VoxBox

Un día es un día, de Margaret Atwood

La canadiense Margaret Atwood es conocida mundialmente por su novela distópica The Handmaid’s Tale; sin embargo, creo que la verdadera belleza de su narrativa la encontramos en sus cuentos. Un día es un día se compone de 12 relatos en los que los personajes principales son mujeres, viviendo la cotidianidad de sus días, sean buenos o no, Atwood se encarga de darles profundidad y a través de una prosa impecable nos sumerge en historias necesarias.

El libro de los abrazos, de Eduardo Galeano 

Galeano es uno de mis escritores favoritos y El libro de los abrazos es una de sus obras más representativas, no sabría bien cómo definirlo. Es un cúmulo de historias, de vidas, guerras y aventuras. Cuentos que parecen poemas, quizás, lo cierto es que posee un misticismo único, y eso lo vuelve un libro necesario, sobre todo para días malos. 

Krisma Mancía

Poeta y profesora salvadoreña. Egresada de la Universidad de El Salvador (UES). Perteneció al Taller de Talentos de la Casa del Escritor. Ha publicado La era del llanto en la Colección Nueva Palabra editada por la Dirección de Publicaciones e Impresos (DPI). Ganadora del I Premio Joven La Garúa de Santa Coloma de Gramenet, Barcelona, 2006, con el poemario Viaje al imperio de las ventanas cerradas.

La literatura es una puerta de escape donde podemos escabullirnos y descubrir mundos maravillosos. Mis recomendaciones son dos libros magníficos: 

Me llamo Rojo, de Orhan Pamuk, y Memorias de una geisha, de Arthur Golden

Ambas obras nos introducen en viajes a otras épocas y culturas. Pamuk nos lleva al esplendor y decadencia del Imperio Turco que se expresa a través del arte de la ilustración de libros. Mientras tanto, Golden nos lleva a Japón en las primeras décadas del siglo XX, para encontrarnos con peculiares prácticas culturales ligadas con el mundo oculto de las geishas.

Mauricio Orellana Suárez

Nació en 1965. Es escritor y editor de Los Sin Pisto. Ha publicado Ciudad de alado (Uruk, 2009, Costa Rica); La dama de los velos (Dirección de Publicaciones e Impresos, El Salvador, 2011); Te recuerdo que moriremos algún día (Dirección de Publicaciones e Impresos, El Salvador, 2001), entre otros títulos. Obtuvo el Premio Centroamericano de Novela Mario Monteforte Toledo 2010.

Todas las patas en el aire, de Rafael de Águila

“Siempre me gustó sentarme allí, uno se sentaba y la paz bajaba quién sabe de dónde, pero bajaba, uno la sentía llegar, dar vueltas y vueltas hasta echarse ahí, a los pies, como lo haría un perro. Roger me abrazó, nos quedamos así un rato, él sin mover un dedo, yo le acariciaba los cabellos ralos encima de la nuca, siempre me había gustado hacerlo. La paz nos miraba hacer y se estaba muy quieta”.

Patas al aire. P. 21

Rafael de Águila (La Habana, 1962) es un autor de detalles y de finura expresiva llevada al paroxismo, y que se toma muy en serio los retos del lenguaje, con el que abre ventanas de par en par a las posibilidades de la creatividad más delicada y humana, para que esas posibilidades sucedan.

Todas las patas en el aire lo describiría como un libro de subjetividades desesperadamente abrazadas, casi untadas, a duras situaciones y realidades puntuales, subjetividades que llegan y descubren, desnudándolos, rincones muy oscuros de la sensibilidad, que pocos alcanzan. En sus cuentos va tomando hilos y los trenza de manera magistral, los toma y los deja a conveniencia con un estilo de una contundencia demoledora y un ritmo perfectamente integrado a lo narrado. Con este libro, Rafael de Águila ganó el Premio Casa de las Américas 2018. El autor también ha ganado el Premio Pinos Nuevos de Cuba, el Premio Alejo Carpentier, La Gaceta de Cuba y el Premio Iberoamericano Julio Cortázar.

“No supe cómo, pero también yo dije adiós. También yo moví la mano. Se trataba de mover la mano y la moví. Era un gesto sencillo y lo hice. Ese era el guion, de acuerdo con el guion la puerta ahora debía cerrarse y se cerró, yo debía caminar por el pasillo y caminé. La paz quedó del otro lado de la puerta, gritando”.

Patas al aire. P.31

Francisca Alfaro

Nació en Quetzalcoatitán en 1984. Es profesora de Lenguaje y Literatura y Licenciada en Letras por la Universidad Nacional de El Salvador. Además, es miembra fundadora del colectivo literario Delira Cigarra y miembra de número de la Generación de La Sangre.

El asma de Leviatán, de Roberto Armijo 

Una novela insospechadamente telúrica, que nos recuerda a los clásicos de la narrativa latinoamericana conocidos como autores de novela de la tierra. Entre esta novela y la poesía de Roberto Armijo existe un puente cargado de símbolos y recorridos que nos revelan al poeta en el reconocimiento de su pasado y en la conciencia devastadora de la soledad en el exilio, de la misión del poeta solidario, del propio juicio, de la capacidad para abarcar en la memoria la intimidad de personajes populares y bucólicos de un terruño marcado por la tiranía y por un mundo mágico plagado de supersticiones. 

“Somos sombra dijiste y estamos pintados en el libro de la naturaleza y cuando morimos nuestro dibujo desaparece y posiblemente volamos en una mariposa en un colibrí o somos un ramo un gajo de frutas Hola lagartija de oro que se deslicen los agujeros de las rocas y por eso como tú sigo tu enseñanza de cantar y medir con tu propio impulso tu tiempo que te borra y no deja más de ti que el temblor de la palabra o el milagro del instante…”. 

Leer esta novela en la cuarentena obligatoria ha sido un alivio a la ansiedad por querer tener respuesta o certidumbres frente al peligro. Leer es mi respuesta. 

Ruth Grégori

Ensayista. Es graduada en Psicología y egresada de la Maestría en Estudios de Cultura Centroamericana opción Literatura de la Universidad de El Salvador. Su formación extra curricular abarca numerosos cursos y talleres en apreciación y práctica de distintas disciplinas artísticas: música, literatura, teatro, cine e historia del arte. Fue periodista en la sección cultural El Ágora del periódico virtual El Faro.

Voces de Chernóbil, de Svetlana Alexiévich

Me tardé en leer el libro más célebre de la escritora y periodista bielorrusa, Premio Nobel de Literatura 2015, Svetlana Alexiévich, Voces de Chernóbil, pero no voy ni a la mitad cuando ya estoy segura de que no pude haber escogido mejor lectura para pasar mis días de cuarentena. Desde la primera página del libro, que luego inspiraría la popular serie de HBO Chernobyl (que tampoco he visto), su lectura en el contexto de la pandemia ocasionada por el coronavirus mueve a poner en perspectiva un hecho que probablemente marque el siglo XXI en los futuros libros de historia, como la tragedia de Chernóbil o el sida marcaron el siglo XX. 

Un fragmento me golpea particularmente, forma parte de la entrevista de la autora consigo misma sobre las razones que la llevaron a escribir el libro —a lo largo de casi 20 años—, sobre la historia omitida y sobre la necesidad de reflexionar y comprender lo que un pueblo ha vivido. Me pareció que, aun habiendo sido escrito en referencia a una tragedia nuclear ocurrida en la extinta Unión Soviética de 1986, alude a una lógica todavía vigente en distintos territorios, observable también en El Salvador, puesta de relieve de manera marcada en el manejo de presidentes y gobiernos frente a la crisis de salud por la COVID-19 en 2020:

Todo lo que conocemos de los horrores y temores tiene más que ver con la guerra. El gulag estalinista y Auschwitz son recientes adquisiciones del mal. La historia siempre ha sido un relato de guerras y caudillos, y la guerra constituía, digamos, la medida del horror. Por eso, la gente confunde los conceptos de guerra y catástrofe…

Voces de Chernóbil. P 47-48.