Para algunos lectores, leer poesía es la última alternativa de evasión en tiempos de pánico. Porque esta, la evasión, es una de las tantas funciones de la literatura.

En términos de entretenimiento, es probable que las lamentables condiciones objetivas y subjetivas que impone una pandemia global de esta envergadura sean el escenario perfecto para consumir ciencia ficción apocalíptica y teorías de la conspiración.

No es casualidad que los filmes sobre pandemias y otros apocalipsis estén siendo tendencia en plataformas de distribución de contenidos audiovisuales. Es más, el COVID-19 ya es el protagonista de una película canadiense filmada en tiempo récord.

Pero ya les digo yo que no es nada sano reconfirmar (falsamente) nuestros sesgos cognitivos en una situación calamitosa. Porque siempre hay esperanza y el mundo no es solo fatalidad.

Los poetas están ahí. Y si bien no están en la primera línea de fuego, como los profesionales de la salud, están donde deben estar, esperando un encuentro simbólico y emotivo con aquel que desee conocer el testimonio espiritual de esta época y la fuerza de la sensibilidad. Porque, hoy más que nunca, necesitamos almas sensibles y solidarias. Y el poema es el arma más eficaz para sensibilizar a la humanidad.

Es por eso que ahora, como Grafomaniacos, queremos compartirles una breve selección poética de Denny Romero, un joven poeta de El Salvador. Un poeta que ha tenido a bien obsequiar a esta revista y sus lectores un bullicio poético en medio de este llanto universal.

MOKSHA

Nada más que bullicio

es lo que tengo entre los dedos

lo que soy,

lo que llueve.

Una orquesta con el triste propósito de

reconstruir la ciudad

cuando todos abandonan la usanza de sus fábricas.

A nadie le parece urgente

pero el cuerpo es una muralla firme,

un viejo argot,

el que más exige

y donde golpea el mal genio

de los patriarcas y el emperador.

Por ello

he decidido explorar los subterfugios de la noche

y escapar al breve laberinto de un ser menos etéreo.

AMULETO DE DOLOR

Tantas veces lo vi,

de barro,

de madera,

en las lágrimas del más anciano de la comarca.

Tantas veces vi su rostro,

            ya fuera de mármol o cobre;

                        es el rostro de un dios; pensé.

Recordé la comunión de los santos.

Comed mi cuerpo,

bebed mi sangre,

que por vosotros es servido.

Tantas veces estuve a sus pies,

                        sus heridas eran mis heridas,

                                               y nuestra plegaria una única voz.

A sus pies siempre recuerdo el Hosanna al hijo de David,

                                   un extranjero entre los exiliados,

                                                           un crucificado en la pared,

                                                                       y su dolor a tímpano y alta voz:

Hosanna, hosanna, hosanna,

                                   en las alturas

            a nuestro consuelo

                                   a nuestra culpa

                                                           y la del mundo entero.

Expiraste, Cristo

y convertido en amuleto del dolor

                                                 la fuente de vida surgió para las almas

y el mar de misericordia se abrió para el mundo entero.

LA NOCHE ESTRELLADA SOBRE EL RODANO

(Muerte natural)

Vincent van Gogh

A la ciudad de San Miguel

Nada pueden decir de tu tiempo.

Las palabras caen al fondo de lo decisivo,

lejos del horizonte.

Como si un desierto te besara el vientre

queda toda acción desamparada.

He llegado a comprender

que la sangre persevera en ti

y no te admites en ruina, pues aún respiras.

Reconozco que pronto no estaremos

para comprobar asombrados

tu certeza

de catedral cedida al trueque del olvido.

CATATONIA

A Carlos Omar

Mis ojos son un horizonte inmensurable que apresuran al amanecer.

De esa manera desafío la carne

y sus convenciones.

Sufro,

no creas lo opuesto,

como un niño

frente al pacto cotidiano.

La lucha con el tiempo es hostil,

y los caminos estrechos.

No necesitarás testigos

cuando famélico rompas los dientes de tu cansancio

contra la noche.

Hoy solo recuerda que envejecemos

y de súbito la familia quedará postrada en el olvido.

Entonces aceptar que se está roto

ayuda

a que el rocío llegue a los helechos.

CURIOSIDAD

¿Alguna vez escuchaste a alguien llorar?

                        ¿escuchaste cómo sus lagrimales

                                               se dejaban hacer por la más feroz rotura que provoca el llanto?

¿Escuchaste algún parecido con la lluvia?

            ¿algún nervio romperse?

Dime si alguna vez escuchaste a alguien llorar

                                                           o no podré dormir esta noche.

¿Viste sus lágrimas?

dime si sus ojos eran los de una fiera

                        o de alguien que pide perdón.

Dime si sus lágrimas se batieron con las cenizas de las cenizas

                                   y fue la burla de todos.

Recuerdas los detalles.

¿gritó?

¿le bastaron sus manos para ocultarse?

Dime los detalles,

si alguna vez escuchara a alguien llorar,

no dudaría en traerte sus lágrimas para tu entretención.

 DIARIO DE UN CONSUMIDOR DE OCIO

5 Haikús

Es la bondad

quien te lleva a la muerte.

Sé bondadoso.

***

Un gran artista

pinta un árbol frondoso

a media noche.

***

En una lágrima

la tristeza se marcha,

el miedo no.

***

Y era aquel alba

el último de un día

interminable.

***

Aquel crepúsculo

dejó volar sus pájaros,

sin retorno.

***

 (Escrito en cuarentena)

Ficha biográfica

Denny Romero. San Miguel, El Salvador (1994). Poeta y artista conceptual. Estudió Psicología y Ciencias de la Educación. Organiza los ciclos de poesía La Página Desértica y la Mini Feria del Libro Lastenia García, Flores y Letras. Ha participado en distintos festivales y actividades de divulgación cultural. Parte de su poesía se encuentra publicada en las revistas Cuervo Rojo (México) y Pez Soluble (Costa Rica). Toda su obra se mantiene inédita.