Fragmento

Nos quedó la angustia y escarbamos al pie

de las pirámides buscando tratamos de

unir enloquecidos infinitos pedazos de barro, 

abrimos las tumbas para que nos hablaran

los muertos pero sus palabras se hicieron

polvo preguntamos entonces a los abuelos

y sus respuestas nos dejaron inquietos

nosotros, huérfanos no soportábamos el

dolor de esa noche noche negra, noche

hiriente, noche de obsidiana. 

Pero algo quedó y así aprendimos a

escuchar al pitero y el pájaro tristeza de su

melodía sublevó nuestros pigmentos en

respuesta instintiva al llamado ancestral. 

El caracol guerrero traspasó los siglos para

anunciar la profecía mientras el atabal se

mantuvo esperando en las entrañas mismas

del Izalco. 

Así aprendimos a recorrer con nuestros

dedos la textura de una vasija antigua

viajamos en la trayectoria serpentiforme

de sus dibujos hasta topar dedo a dedo con

su creador. 

ALGO QUEDÓ. 

Bosque

El brujo bebe al almíbar oscuro de la

noche, entre la niebla incienso de pinares

las melodías se enredan por la corteza de

los árboles luego, reposan sobre las hojas

como el rocío. 

Toca su pito de barro canto que nace

del barro a él regresa y sólo nos deja su eco y

sólo nos deja un secreto. 

El brujo, sabe que alguien lo observa

levanta la frente y ve el gran cuenco lleno

de luces la noche lo escucha. 

Levanta su brazo para tocar el cielo y su

mano, olorosa a tierra es acariciada por

una estrella fugaz. 

La casa oscura 

(al primer preso que vi libre) 

Tu mirada se prendió verde por los

ladrillos y buscó nerviosa el borde de luz

en la rendija aunque la sangre se detenía y

te crecían larvas en las venas a tus brazos

les brotaban plumas de tanto querer 

Los señores de Xibalbá llegaron a la íntima

convicción de que eras culpable de ser:

pájaro, pez, cangrejo cueva, barranca y

bosque Construyeron otra piel de ladrillos

páginas en blanco para escribir tu

confesión y fue la invasión del tiempo

crepúsculos y auroras ciegas 

moluscos de obsidiana 

El pecho ya encerraba una bandada de

pericos y el esperma chocaba en olas

contra las paredes jade es la melodía 

del callo sobre la piedra 

Tierra del plomo calores salados semillas

estériles entre tus ropas hasta el día en que

bebiste agua por primera vez en tu vida

entonces las hojas de un árbol se

convirtieron en aves escapando en un

súbito otoño un repentino aleteo enérgico

alegre y bullicioso como carcajada y un

pecho que se expande. 

Canto de la estela maya 

Este es tu río 

mas sólo podrás beber lo que abarquen tus

manos y guardar lo que alcance el

tecomate pues mis palabras están

cubiertas por siglos en bruma de piedra sin

embargo mis figuras humanas poseen los

mismos ojos de la quinceañera 

que amaste hace tiempo 

Fui ciudad alguna vez había en ella

conversaciones melódicas y ceremonias

coloridas como si acudieran miles de aves

también gentes que reían con los payasos

pero que tocaban las estrellas de estos

cantos, esta risa, ritos y estrellas 

me hicieron 

Soy tu río pero guardo aún mi gran secreto

has de saber nada más que la soledad

escupió un chisguete de saliva fecundo

sobre la tierra entonces fui selva Los sapos

cantaban con la lluvia y la lluvia saltando

de invierno en invierno como saltan los

sapos los micos eran los nuevos payasos

paseándose irreverentes 

por los templos bandadas de pericos como

árboles que vuelan recordando el bullicio

de la antigua ciudad 

y siempre el jaguar 

Yo tengo algo de ellos. 

Bébeme con paciencia pues cercanía y gran

distancia es mi magia y en la medida en

que me ames

seré tu piel